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La doctora Luch se reprendió a sí misma por no haber pensado en hacerle la prueba al niño un día antes, cuando podría haberlo salvado si lo hubiera tratado de la gripe.

Pero la alarma que dio y la actividad urgente que siguió fue testimonio de la solidez del sistema de seguimiento de enfermedades de Camboya y de su importancia para el sistema mundial de biovigilancia.

Es el fruto de años de inversión, capacitación y educación pública internacional y local. Muestra cómo el trabajo de primera línea en los países de bajos ingresos es cada vez más vital para un sistema global de detección de enfermedades zoonóticas: patógenos que saltan entre animales y humanos, como lo hizo el Covid-19. El objetivo es identificarlos y contenerlos, ganar tiempo para producir suficientes vacunas o medicamentos para tratarlos, o embarcarse en una misión frenética para desarrollar algo nuevo.

El H5N1 es uno de los muchos virus que causan la influenza en las aves. Surgió en Hong Kong en 1996 y desde entonces ha evolucionado hacia versiones que han causado brotes en aves silvestres y de granja y, ocasionalmente, han saltado a los humanos.

En 2020, uno nuevo, especialmente mortal, llamó la atención de los científicos a medida que se propagaba a lo largo de rutas migratorias a partes de África, Asia y Europa.

En 2022, había llegado a América del Norte y del Sur y estaba matar animales salvajes y domésticos, incluidos ganado y mamíferos marinos.

Por eso los científicos se alarmaron cuando, en febrero de 2023, Camboya informó que dos personas habían sido infectadas con H5N1. ¿Era esta la nueva versión del virus, que regresó a Asia y mató gente? No había habido casos humanos de este tipo en el país durante casi una década, aunque los científicos habían descubierto que el virus había estado presente en las aves durante todos esos años.

El análisis genético estableció que el virus que infectaba a los camboyanos era el subtipo familiar, no el de las Américas: un alivio. Aún así, el año pasado, Camboya informó que 11 personas se infectaron con la gripe aviar y cinco de ellas murieron, más que cualquier otro lugar del mundo.

La ansiedad global sobre el H5N1 ha aumentado aún más en las últimas semanas, desde que el virus fue detectado en cabras y vacas lecheras en Estados Unidos, y luego en un trabajador agrícola de Texas que enfermó.

A medida que el virus se mueve entre especies, los científicos temen la posibilidad de que evolucione y se propague fácilmente no sólo de aves a mamíferos, sino también de persona a persona.

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