Especialmente durante la infancia, un efecto colateral de ser muy inteligente es la pereza.
La gente con nivel alto de inteligencia aprende muy rápido, y algo que se aprende es que hay mucho trabajo que no necesariamente tiene que hacerse. Una de las principales fuerzas motoras de la naturaleza es la conservación de la energía- Por lo que, cuando los jóvenes con inteligencia superior se enfrentan a situaciones que consideran un gasto innecesario de energía, típicamente limitan sus esfuerzos.
Esto se puede traducir en tomar atajos, faltar a clases, no hacer tarea o sin numero de conductas de la infancia que se pueden identificarse como perezosas, malas o equivocadas.
Los niños y las niñas inteligentes suelen serlo mas que los adultos que solo siguen órdenes, por lo que su conducta durante el proceso de hacerse una imagen del mundo lleno de tareas redundantes, puede malinterpretarse como pereza.