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La pelota le cayó a Francisco Chaverra y la afición de Santa Fe, que había vivido 80 minutos de tensión, se empezó a levantar, empezó a despegar sus pies y un grito de gol empezó a nacer en las gargantas al tiempo que Chaverra bajaba el balón y sacaba un remate cruzado, fuerte. , para anotar el gol con el que Santa Fe volvió a ganar (1-0) y derrotó al América en El Campín y lo eliminó. La pelota descansó en la roja y la afición liberó con certeza ese grito de gol que no se quería llevar para la casa.
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80 minutos pasaron para que ese gol finalmente descendiera a la cancha y pusiera a rugir a toda esa fanaticada que una vez más llegó en masa al estadio. En América quedaron desconsolados, porque con ese gol se despedían del campeonato, con ese gol se acababa su lucha y sus posibilidades, y lo peor de todo, o lo que más les queda doliendo, es que cuando llegó ese gol Santa Fe tenía un león menos, estaba con 10 por la expulsión de diego hernandez al minuto 58.
Santa Fe no tuvo un partido cómodo, no fue superior, no tuvo un dominio total del juego. Pero resolvió lo necesario contra un América desteñido, que jugó como si no dependiera de la victoria. Como si no la necesitara. Jugó a medio ritmo y cuando quiso reaccionar el tiempo ya era una condena letal.
El propio Rodallea hizo gritar gol a la afición e incluso a algún relator, cuando lanzó un tiro libre al minuto 78, la pelota se fue con efecto, rumbo al arco, y tocó la roja, pero por un costado, por fuera. Rodallega se tomó la cara con las manos, se río, como quien se acuerda de una diablura ante el diablo. Daniel Torres también tuvo un tremendo remate que pasó con chispas cerca del arco. Todo se fraguaba para que el gol llegara.
Cuando se fue expulsado Hernández, lo normal, lo esperado, era que América asumiera el control, se fuera encima de su rival, lo aplastara. Pero no pasó nada de eso. Si acaso, América creó un par de buenas oportunidades que por alguna torpeza no pudo concretar. Una fue en un centro de costado en el que primero pateó al aire Holgado y luego, detrás suyo, la mandó afuera Edwar López, y otra cuando Jeisson Palacios quedó solo, muy solo, extremadamente solo, y de cabeza cayó ante el gran Marmolejo.
Hasta que la pelota le llegó a Chaverra, tras un centro de Meléndez, y Chaverra no decepcionó. Bajó la pelota, se acomodó, miró la inmensidad del arco y sacó su remate para que los hinchas de Santa Fe no se quedaran con el grito de gol guardado en las gargantas.
PABLO ROMERO
Redactor de EL TIEMPO
@PabloRomeroET
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