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Bernardo Silva, el jugador que falló el penalti que cambió el rumbo de la tanda ante el Real Madrid, se redimió con un tanto en el minuto 84 que sacó del apuro al ciudad de Manchester cuando le faltaba el aire, rebajando su finura con el balón y vencedor, para defender la corona de la FA Cup en la final, por la imprecisión ofensiva de un Chelsea que perdonó.

Se levantó el City con dificultad del duro golpe sufrido el miércoles en el Etihad. Aún digiriendo la frustración, la dura forma de caer desde el dominio apabullante al rival. Cerca de sufrir la segunda eliminación de un torneo en tres días. Visiblemente cansado. Muy justo en el físico y sin Erling Haaland en punta por un problema muscular.

Sobrevivió el City desde el error del Chelsea, tan irregular e imprevisible como toda su temporada. Estuvo en botas de Nico Jackson, que perdonó hasta tres ocasiones claras para tumbar al campeón dejando sin premio al planteamiento valiente de Pochettino. Salió a por el rival, consciente de su superioridad física.

Rebajó su posesión, provocó el error en el pase, reflejado en las pérdidas poco habituales de Rodri. Pero la imagen del técnico acabó asociada a la frustración por la falta de precisión en los metros finales de sus jugadores. La inseguridad del Chelsea en el inicio de jugada, con Cucurella a punto de pegarse un tiro en el pie en un pase a Julián Álvarez que salvó a Thiago Silva, la corrigió metiendo velocidad a cada acción.

Ciudad de Manchester.

Foto:EFE

Con Enzo Fernández imponiéndose en la medular y Palmer poniendo brillantez con pases al espacio. Es donde dañó la velocidad de Jackson, que ya a los siete minutos probaba la firmeza de Ortega en su regreso al once.

Las ocasiones fueron londinenses. Con Palmer sobrado de confianza para buscar sorprender desde 40 metros, corriendo cada vez que robó para instalar la duda en un City impreciso. Pero con De Bruyne, capaz de sacar de la chistera una acción para decidir el partido. Lo hizo antes de llegar al cuarto de hora, con un pase magnífico entre tres rivales al movimiento de Foden, que se quedó sin espacio tras regatear la salida del portero.

Lo repitió en la jugada que decidió el partido. Antes perdonó el Chelsea cuando Enzo dejó sólo a Jackson, con tiempo para correr y pensar en la definición en el mano a mano ante Ortega. Recortó, demasiado largo hacia su zurda y le faltó confianza para chutar cuando tres jugadores del City habían llegado al rescate bajo palos. Inventó un pase a la nada que mermó su confianza. Había dejado escapar el equipo de Pochettino dos errores de Walker de los que pasan factura ante un grande.

El segundo lo evitó Stones lanzándose para evitar el gol a Madueke. No es habitual ver tambalearse al equipo de Guardiola y el Chelsea lo perdonó. Le castigó al espacio pero no definió. Ni en un contragolpe de tres para dos inventado por Cucurella que, de nuevo, empujó por tierra a Jackson con un mal control. Y cuando hubo un buen disparo apareció Stefan Ortega. Con una mano abajo firme al disparo seco de Palmer. Tardó 53 minutos en disparar a puerta el City.

Tras un arranque similar al primer acto, con Madueke perdonando una mala cesión de Rodri a su portero y Ortega salvando una doble ocasión en segundos. Impulsó a Jackson a sus peores pesadillas con una gran parada a su mejor disparo. Sacó también su testarazo a placer en el segundo palo en la siguiente acción al centro lateral. Es lo que tienen los equipos grandes. No se les puede perdonar y menos varias ocasiones. Foden, con un disparo seco tras pase de Grealish, dejó el primer aviso en la buena intervención de Petrovic.

El City quería levantarse desde la posesión pero no taponó la velocidad del rival, las buenas lecturas de Palmer que se desgañitó pidiendo mano dentro del área de Grealish, con la que desvió una falta. A Jackson se sumó Caicedo en el ejemplo de como no terminar un contragolpe con todo un favor para marcar y la entrada de Doku cambió de golpe el panorama. El City pasó a generar desequilibrio con el belga ya enlazar ocasiones. Un zurdazo suyo tras gran acción de regate.

Una carrera por banda en al que se conectó con Foden y acabó en derechazo de De Bruyne que fue quien decidió la semifinal. Su acción acabó en un recace en el segundo palo que encontró la calma de Bernardo Silva en la definición. Lo intentó el Chelsea con más corazón que cabeza hasta el último instante del largo añadido. La última acción fue un reflejo de su partido. En una transición final de Chilwell en la que le sobró un toque al balón, con Sterling libre de marca para madar el partido a la prórroga, y precisión en el pase. El City venció en la adversidad y tiene en su mano ser el primero en retener las coronas de la Premier y FA Cup.


EFE



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