En medio de las vertiginosas noticias de la semana, cargadas, por demás, de urgencia e importancia, faltó tiempo para detenerse en una de las más destacables y de las más esperanzadoras: el anuncio del Gobierno de que, gracias a recursos del fondo alemán Legacy Landscapes Fund, ya las gestiones tanto de Parques Nacionales Naturales de Colombia como de la Sociedad Zoológica de Frankfurt (FZS), el Parque Nacional Natural Serranía de Chiribiquete –ni más ni menos que el más grande del país, que ha sido declarado por la Unesco Patrimonio Mixto de la Humanidad– tendrá el dinero necesario para su protección.
El Chiribiquete, que fue reconocido como parque nacional en 1989, ha sido una causa común de los últimos tres gobiernos. Es una suma de ecosistemas que habitan numerosas especies que deben ser preservadas, pero también algunos grupos indígenas que han conseguido convivir con las selvas. Valga destacar las 70.000 pinturas rupestres de cinco períodos diferentes, “sagradas” de acuerdo con las culturas del lugar, encontradas en sitios arqueológicos que tomaron forma durante varios milenios. Que todo ello sea protegido de manera efectiva en este momento definitivo, con los recursos y las voluntades necesarias, es una magnífica noticia para el país y para el mundo.