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En este país de las amenazas, está amenazada hasta la autonomía universitaria. Es triste el momento que vive la Universidad Nacional, la querida Nacho, tan ligada a la historia de Colombia. ¿Habrase visto, como decía un cornudo que encontró a su pareja con un amante interino? O de pronto se ajusta mejor decir amante ad hoc. Porque se ha vuelto muy habitual el ad hocque a veces es ‘a dedoc’.

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Incertidumbre es el bolero nacional. Aún no se sabe quién se va a sentar en la silla de la rectoría, pero expertos preocupados dicen que el que se sienta es un grave precedente. Los hechos son conocidos y analizados. Que los estudiantes votaron por un candidato, pero el Consejo Superior Universitario (CSU), donde tiene representación el Gobierno, eligió a uno que no era el del afecto de los estudiantes. Ni del Presidente. Se aclara que el voto estudiantil no es vinculante, como ha sido históricamente.

Ahí fue Troya. O ay juepucha, como decía el querido don Chinche. Se armó la guerra, porque en medio de protestas estudiantiles el profesor José Ismael Peña, elegido conforme a la normativa universitaria, dicen los que saben, y como la ministra de Educación se le quedó el bolígrafo a la hora de firmar el acta, se posesionó por notario. Algo inédito. Pero el Gobierno dice que no es legal y al parecer demanda ante el Consejo de Estado la elección.

En vez de la Nacho, el Gobierno debería tomarse La Modelo. Porque duele e indigna la muerte del director de esta prisión, coronel (r) Élmer Fernández, a manos de sicarios.

Y ahí venimos, con disturbios turbios cada tarde, donde se ve a unos revoltosos atacando a la policía y trancando el transporte. Revoltosos que no tienen pinta de universitarios, pues ninguno que quiera estudiar de verdad va con botas pantaneras, máscaras, ni bombas molotov. Eso ni los de ingeniería química, gente genial. Adentro el ambiente es de miedo, agresión y amenazas. La representante de los estudiantes, Sara Jiménez, se tuvo que ir, reconocida, sí, pero con un peso en su alma mater.

Como la ministra Aurora Vergara se declaró impedida por haber participado en la elección, el Gobierno nombró al ministro de Cultura, Juan David Correa, como mineducación. ad hocpara exigirle al CSU que nombre rector ad hoc en 24 horas, la universidad pagará una multa de hasta 100 salarios mínimos legales vigentes. Y ayer no hubo cuórum. ¿Entonces? El hecho es que el Gobierno se tomó la Nacional.

Debería tomársela, pero con la institucionalidad para sacar a los violentos de bota pantanera y papa bomba, los ninis, que ni estudian ni dejan estudiar. Porque se va a aplazar el semestre, con lo que significa en pérdidas económicas, laborales y oportunidad de vida. Costos incalculables. El Presidente, al que ya lo encara la juventud, debería aceptar el llamado del rector Peña y pedir que se sientan a hablar mediados por la ministra, y buscar salidas pacíficas. Todo, pensando en la Universidad, en los estudiantes y respetado su autonomía. Lo demás puede ser gasolina al fuego.

Y en vez de la Nacho, el Gobierno debería tomarse La Modelo. Porque duele e indigna la muerte del director de esta prisión, coronel (r) Élmer Fernández, a manos de sicarios. Este es un desafío de las mafias, que, se dice, mandan allí, donde algunos presos imponen la autonomía penitenciaria. Se comenta que no tienen celda sino oficina desde donde extorsionan, amenazan y ordenan crímenes.

¿Cómo un director de La Modelo que está tan amenazado va sin escolta? Hay que repudiar la muerte de un hombre que llegó a intentar poner orden. Y actuar. Se necesitan cárceles modernas, con celdas aisladas, sin tomas de luz, pero con tomas de patio, un nuevo Inpec impecable. ¿O volver a la isla Gorgona como prisión, donde los tiburones, a los que no los pueden amenazar con que “paga su familia”, hacen rondas cada media hora? Pero es urgente hacer algo definitivo en la política carcelaria, pues en esto estamos muy mal. No se puede tapar el sol con un lápiz.

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