La seguridad en los sistemas digitales se está viendo amenazada por la inteligencia artificial (IA), en especial cuando esta se usa en lo que se conoce como ‘falsedad profunda’ o deepfake.

Falsedad profunda es cuando se manipulan archivos de voz, video e imagen para que parezcan ser originales, mediante la inteligencia artificial. Una vez hecho esto, los archivos cambiados son inyectados a los sistemas de verificación de identidad, los cuales se usan para verificar si el usuario que quiere acceder a los sistemas está autorizado. Según Onfido, una empresa dedicada a facilitar la identidad digital de las personas, el año pasado los ataques por falsedad profunda aumentaron un 3.000 %, quedando demostrada la popularización de estos métodos para penetrar sistemas.

Para detener estos ataques de inyección de archivos de falsedad profunda se debe empezar a usar el encriptamiento móvil, que es la transformación de archivos según una clave, que solo pueden ser verificados si esta se tiene. Para ingresar archivos que permitan la identificación de usuarios, su voz, imagen o video deben ser enviados en forma encriptada para verificar que el que lo envió y el aparato desde el cual se envió son de confianza, pues este método de transformar archivos según una clave. permite detectar si lo envió alguien permitido y desde un ordenador o aparato móvil conocido.

Un ejemplo de estos ataques es cuando un usuario tiene que presentar su cara ante una cámara para acceder al sistema, pero la base de datos con las caras digitales de los autorizados ha sido inyectada con unas transformadas por IA, de manera que así la persona no sea ​​un usuario válido, la cara sí está en la base de datos y, por lo tanto, se le autoriza el ingreso.

No hay duda de que la delincuencia digital es boyante. Las empresas deben tener esto presente e investigar cuáles son las técnicas que se usan para violar su seguridad digital y así estar preparados para implementar las medidas que impidan esto. Como lo he oído decir varias veces: “La pregunta no es si lo van a penetrar, sino cuándo lo van a hacer”.

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El fútbol femenino de Colombia, que ha sido destacado en mundiales y suramericanos, debe ser respaldado en Colombia. No se entiende por qué no hay un torneo profesional importante, sino uno corto; por qué no pueden tener salarios decentes, sino unos muy bajitos. Respaldemos nuestro fútbol femenino, pues que se lo merece, se lo merece.

(Lea todas las columnas de Guillermo Santos Calderón en EL TIEMPO, aquí)





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